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álbum

La Chancil y
Rubén Albarrán (En Vivo)

sencillo

Sola

álbum

Cabeza de Cochino

Una refrescante
Cabeza de Cochino

Enrique Martín Briceño*

 

Como estudioso de la canción yucateca preocupado por el desarrollo de esta expresión emblemática de nuestro estado, el año pasado di a conocer un “Decálogo para salvaguardar la trova” entre cuyas propuestas se encontraba la siguiente:

 

(…) hay que propiciar nuevas versiones del repertorio tradicional. Los salseros, rockeros, poperos, etc., pueden encontrar un rico filón para recrear según su género y estilo. En este aspecto, ya hay interesantes ejemplos, que van desde el del grupo Yahal Kab, que muestra influencias del canto nuevo y géneros caribeños, hasta La Chan Cil Tropical de Emiliano Buenfil, que se caracteriza por su irreverencia.

 

Cabeza de cochino, la grabación que hoy tenemos el gusto de presentar, contiene varias pistas que van en ese sentido, explorado por Emiliano Buenfil desde hace ya varios años con singular fortuna. La versión del bambuco “Nuestro nido” de Pastor Cervera como cumbia-rock, el bambuco “Semejanzas” de Ricardo Palmerín como hip-hop y la célebre danza “Peregrina” como cumbia-rock-jarana muestran que la canción yucateca puede adquirir nuevos sentidos y funciones a través de reinterpretaciones e intervenciones.

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No se trata solamente de los ritmos bailables que Emiliano aplica a las canciones. La letra del rapero Mr. Martínez en Semejanzas, la grabación que alude a las condiciones de los peones mayas en “Peregrina”, el estilo del canto, las instrumentaciones, los arreglos… Todo ello añade significados a canciones que, para empezar, han dejado su función serenatera para volverse sabrosas piezas para bailar en el antro. Especialmente interesante resulta la canción “Peregrina”, que se ya se bailaba como jarana en todas las vaquerías —en arreglo de Arturo González— y que ya había recibido una versión de los raperos de Ceiba Flava en la que se hablaba de Carrillo Puerto y sus ideales. La interpretación de La Chan Cil Tropical resulta muy sabrosa con el saxofón de Mat le Rouge, sus toques de cumbia andina y el piano de Pedro Carlos Herrera.

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Además de las canciones mencionadas, en esta selección Emiliano y La Chan Cil Tropical han incluido la danza tradicional que da nombre al disco. El carácter ritual de esta antigua danza maya se vuelve puramente festivo al transformarse en cumbia-rock (la cumbia, ya se sabe, es el género bailable más gustado entre los mayas y mestizos de Yucatán). Sin embargo, la gaita del invitado Raoul Papazorgl le da un exótico toque que de alguna forma remite a ritualidades de otras latitudes.

Las demás canciones del disco son todas de la autoría de Emiliano Buenfil. Y aquí le gustará saber que —acaso sin proponérselo— rinde también homenaje al trovador que da nombre a su banda. Cirilo Baqueiro Preve —el padre de la canción yucateca— no solo compuso canciones de amor. Fue también una suerte de cronista y crítico social de la Mérida porfiriana y escribió muchas canciones de carácter festivo para los carnavales meridanos. Para el de 1895, por ejemplo, compuso el “Vals anarquista”, que invita en uno de sus versos a que “Cada quien tome su copa, de ron, coñac o habanero…” ¿No les parece digna heredera suya la gustadísima “Da tu tanda” de Emiliano, que recoge una expresión y una costumbre juvenil de nuestro tiempo?

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Y la molestia social plasmada por Chan Cil en canciones como “Empresarios de tranvías”, “Qué caro” o “A los ciudadanos diputados del Congreso” ¿no está recogida también, con gran fuerza, en la contestataria “Juego de té”, que comienza con la cita de la condena a muerte del anarquista italiano Sacco y cuenta con la sobresaliente participación del sax de la banda Karikatura?

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Por supuesto, lo que más acerca a Emiliano a Chan Cil es el humor, que campea en todas sus canciones y versiones, de “Bailó Bertha” a “Como el punk”. Ello que no quita que, como el trovador porfiriano —y como su padre, Jorge Buenfil—, pueda ponerse romántico o cachondo, como en La buena suerte o Aunque yo me vaya. Y es que, aunque sea posible hallar genes de Chan Cil en Emiliano y su grupo, en realidad su poética es deudora sobre todo del rock y del canto nuevo latinoamericanos. De esas semillas nacen sus fusiones tan originales como refrescantes.

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Por lo demás, hay que decir que en este disco Emiliano Buenfil y La Chan Cil Tropical contaron con invitados de primera. Además de los que he mencionado, participaron el tacubo Rubén Albarrán y el acordeonista Florent Sepchat (Nuestro nido), el legendario cantautor Jaime López y La Terrorista del Sabor (Como el punk), la cantante Malena Durán y el cantautor Guillermo Vargas (Aunque yo me vaya), el DJ JFC y Mr. Martínez (Bailó Bertha), así como algunos metales de la banda neoyorquina Karikatura. La producción estuvo a cargo de Fred Hatchondo, del estudio If Six was Nine, quien ha tenido a su cargo otros discos auspiciados por La Fundación Mezcalería.

Palabras leídas en la presentación del disco Cabeza de cochino, de Emiliano Buenfil y La Chancil Tropical, en La Negrita Cantina, el 21 de mayo, 2018.

*Enrique Martín Briceño. Investigador y académico en la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY)

Comentarios a propósito de
Cabeza de Cochino

Pepe Elorza*

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Hoy es un tiempo de híbridos, de fusiones libérrimas, de Jarana cumbiera…de cumbia rapeada…de reggae con reminiscencias de Pink Floyescas; todo cabe, los pregones callejeros, los ruidos urbanos, etc., se mezclan para conformar una especie de: Frijol con Puerco, Mole de olla o Puchero Español… quién sabe qué tantas cosas tiene ésto, pero sabe muy bien, esto lo entiende y lo aplica Chancil Tropical, el grupo que liderea Emiliano Buenfil con su disco “Cabeza de Cochino”.


De larga y fructífera data en el quehacer musical, Emiliano se ha rodeado de sólidos músicos para dar unidad a un producto que entiende a plenitud su tiempo y lugar donde esto sucede: Yuca-cumbia.


A mi parecer, ellos son herederos de aquella estirpe que comienza en los años 70 en el Puerto de Acapulco con un grupo homónimo, es decir, El Acapulco Tropical que, con su gemela Luz Roja, amenizaban gigantescos bailongos cumbieros en las playas de Caleta, donde por miles asistían jóvenes, ex campesinos devenidos en proletariado urbano, todos en busca de esparcimiento.


Como el fenómeno social abarcaba al país, esta modalidad de la cumbia proliferó y, para sorpresa de muchos, se enraizó.

 

Así, exagerando un poco, el bello puerto se convierte en el Liverpool de la Cumbia-mex.

 

Pero como dijo Darwin: ¡On your feet!

 

Y el movimiento evolucionó con Rigo Tovar, Mike Laure, Chico Ché, Los Angeles Azules y El Gran Silencio, por citar solo algunos; podrían ser éstos los vasos comunicantes entre aquellos rudimentarios acapulqueños y los formados músicos de Chancil Tropical.


En Cabeza de Cochino, Chancil deja ver que sus letras, por demás sencillas, las leen y las releen hasta estar convencidos que sencillo no es sinónimo de tonto y que ser fiel al género no necesariamente es caer en lo repetitivo. Chancil evita la audacia fatua en aras de la solidez interpretativa y solo por excepción rompe con las tres notas del bajo por compás, propio de esta Cumbia mexicana.

* Pepe Elorza: Compositor, lee aquí más sobre él. 

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